domingo, 12 de junio de 2011

Falacias del neoliberalismo (III): exigencias de los mercados

Esta nota será breve, porque lo que voy a decir en ella es una verdad de Pero Grullo tan obvia que no necesita explicación. Es más bien un desahogo, mi manera de gritar que por crudo que nos lo pongan, aún sabemos pensar.

Ultimamente se justifican muchas medidas políticas y económicas restrictivas de derechos sociales en que lo exigen los mercados o en que es necesario para tranquilizar a los mercados. Esto ya no es ni siquiera una falacia, es una pura y simple estupidez.

¿Qué es un mercado? Prescindiendo de de la definición obvia de lugar o edificio donde se compra y vende, un mercado es la concurrencia de compradores y vendedores, y las transacciones que realizan entre sí.  De un modo más amplio, el mercado existe por la confluencia de oferta y demanda; sin oferta no hay mercado, pero es aún más obvio que no hay mercado sin demanda. Todos nosotros formamos parte de los mercados, ya sea como productores, como consumidores o como intermediarios.

¿Qué significa entonces que los mercados exigen algo? Yo soy parte del mercado y no he exigido ningún recorte social. ¿Qué significa que hay que tranquilizar a los mercados? Yo soy parte del mercado y no me tranquilizan esas medidas; al contrario, son las que me ponen nervioso. ¿Quién exige entonces estas medidas? No ciertamente los mercados, que no tienen existencia propia independiente de las personas que lo conforman.

Estas medidas no las exigen lo mercados, sino los mercaderes. Y ni siquiera todos, sino una casta de mercachifles sin escrúpulos, amigos de especular con lo ajeno y enemigos de asumir su responsabilidad. Eso es lo que significa la conocida expresión "capitalizar beneficios y socializar pérdidas". Ellos se llevan el dinero y tú pagas las consecuencias.

No puedo hacer gran cosa al respecto, aparte de escribir esta nota; son otros (sí, esos)  los que tienen que exigirles su responsabilidad. Y de paso recordarles que en el pasado, otros como ellos acabaron encontrándose atada al cuello la rueda de molino con la quisieron hacer comulgar al plebeyo.

Publicado originalmente en facebook el 07/05/2011

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