lunes, 18 de julio de 2011

Cultura científica

La falta de cultura matemática a la que me he referido en otras ocasiones forma parte, por supuesto, de un problema más amplio, la falta de cultura científica. Tampoco en esto me refiero a aprendernos de memoria fórmulas que nunca volveremos a utilizar, sino a conocer y comprender los conceptos básicos. Y ninguno más básico que el método científico.

Se quejaba Don Arturo Pérez Reverte en un artículo de que un chico podía terminar el bachillerato sin haber estudiado latín. No seré yo quien le discuta la conveniencia de estudiar esa lengua, pero a mí me parece más grave que los alumnos se pasen años estudiando ciencias sin que nadie les explique correctamente sus bases. En mi caso esas bases no se estudiaban hasta tercero de BUP, como una pequeña parte de la asignatura de filosofía. Ignoro si eso habrá cambiado, pero sospecho que no.

En realidad, debería hablar de métodos científicos, puesto que hay muchas ramas diferentes de la ciencia, y cada una con su propia metodología. A grandes rasgos, hay tres grandes grupos de ciencias:

- Las ciencias axiomático-formales, básicamente las matemáticas y la lógica
- Las ciencias descripitivas, de las que puede ser ejemplo la historia
- Las ciencias empírico-experimentales, de las que la física es el paradigma.

Cuando hablamos de ciencia, normalmente estamos pensando en el tercer grupo, y cuando hablamos de método científico, solemos referirnos al método general de estas ciencias. Veamos brevemente en que consiste.

Partimos de la observación de unos hechos que queremos explicar, y el primer paso para ello es establecer una hipótesis. No sirve cualquier hipótesis, claro está. Tiene que ser coherente con los hechos que pretende explicar y, sobre todo, ser verificable. O falsable, que sobre esto habría bastante que decir. Una hipótesis que no puede someterse a prueba es, evidentemente, inútil.

El siguiente paso es someter la hipótesis a prueba, ya sea mediante experimentación controlada o por otro procedimiento. Obviamente hay cosas con las que no es posible experimentar, ya sea por razones éticas o por que es materialmente imposible.  Eso no quiere decir que no se pueda someter a prueba. Un ejemplo que me viene a la mente es el descubrimiento del planeta Plutón. Antes de ser observado ya se había predicho como explicación a la órbita de Neptuno. La observación confirmó la hipótesis.

Si las pruebas confirman la hipótesis esta pasa a ser una teoría científica. Y es importante recalcar la palabra teoría. En ciencia todo es provisional, los dogmas quedan fuera de su campo. Naturalmente, si las pruebas no confirman la hipótesis ésta debe ser rechazada o, cuando menos, quedarse en mera hipótesis hasta que sea posible confirmarla con nuevas pruebas.

Sin necesidad de ser científicos, tener presente esta metodología nos ayudaría a no dejarnos engañar por las pseudociencias, supersticiones y teorías de la conspiración. Nos ahorraría, por ejemplo, la manida frase los científicos no encuentran otra explicación que se utiliza como argumento para todo. Los científicos posiblemente tengan otras explicaciones, pero si no pueden probarlas son meras hipótesis y no suelen lanzarlas a los cuatro vientos, que es lo que hacen quienes usan semejante argumento.

Nos ayudaría también a valorar en su justa medida (que suele ser cero) las elucubraciones de los que ven templarios, rosacruces o extraterrestres por todas partes, dan un montón de supuestas pruebas que no prueban nada y, cuando se les rebaten una por una, acaban diciendo que hay muchos indicios. Si alguna vez me tiene que juzgar un jurado, espero que los miembros tengan un poco más claro qué es una prueba, qué es un indicio y qué es una chorrada.

1 comentario:

  1. Esto hasta segundo de Bac ahora ni se toca en realidad. Como mucho levemente y de pasada en algunos cursos anteriores.

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