Esta vez apoyo Don Mariano Rajoy en su decisión de revisar el objetivo de déficit para este año, fijándolo en el 5,8%. Estoy seguro de que no lo ha hecho porque repentinamente haya cambiado de idea, sino por pura y simple necesidad, todo el mundo sabía ya, incluida la señora Merkel, que el objetivo del 4,4% era una quimera y que los desmesurados recortes necesarios llevarían a España a una recesión que haría imposible cumplir el objetivo.
No me gusta, en cambio, el tono utilizado para anunciar la medida por el propio Don Mariano y otros líderes del PP, culpando una vez más al Gobierno anterior por la herencia recibida, cuando lo cierto es que el Gobierno central sí cumplió y fueron las Comunidades Autónomas, y significadamente las gobernadas por el Partido Popular, las responsables de la desviación. Bastante más leal ha sido la respuesta del Sr. Pérez Rubalcaba al manifestar su apoyo al Gobierno. Bien es verdad que no podía adoptar otra actitud coherente, ya que él mismo llevaba una medida similar en su programa, pero la coherencia no siempre es virtud política y no quiero ni pensar lo que hubieran dicho el Sr. Rajoy y el siempre tan comedido Sr. Aznar si la medida la hubiera tomado un gobierno socialista.
También yo quiero ser coherente. En alguna ocasión he escrito aquí que la reducción del déficit, siendo necesaria no es urgente ni prioritaria, y que obcecarse en reducirlo drásticamente en un plazo demasiado corto es un grave error. Así que aún sabiendo que la revisión del objetivo no supone un cambio de política ni es en absoluto suficiente, me parece positivo y lo aplaudo.
Hay además otro aspecto que me parece positivo, y es que un presidente de gobierno, el español en este caso, decida no plegarse a los intereses de la troika. También en esto debo ser coherente, ya que dije algo parecido cuando el entonces primer ministro Yorgos Papandreu anunció su intención de convocar un referendum. Hace falta que los líderes políticos hagan frente al poder económico, afiancen la democracia y antepongan el interés de los pueblos al de la economía especulativa. Lo del primer ministro griego fue un órdago a la grande y lo perdió, lo del español parece más un envite a la chica, y veremos en qué resulta.
Una buena parte de la prensa, incluidos los dos principales diarios económicos del mundo, interpretan el anuncio como un desafío a la Unión Europea, pero no lo es. Es una medida necesaria y sensata que, en todo caso, desafía la insensatez de la troika. El señor Rajoy aseguró en rueda de prensa que no se incumple ningún compromiso y no hay base para sancionar a España, e imagino que tendrá asesores que se habrán asegurado, pero lo cierto es que en los últimos tiempos la legalidad internacional y la legitimidad democrática parecen importar poco. Dos naciones europeas en que los gobiernos democráticos han sido reemplazados sin miramientos por títeres del poder económico dan fe de ello.
En tanto vemos cómo se desarrolla este asunto y cómo acaba, repito una vez más que en esto (y solo en esto) apoyo a nuestro presidente.
A ver si lo entiendo; el dinero para paliar la crisis solo se puede "exigir" a la clase media y baja. Subiendo impuestos, recortando salarios, eliminando derechos, encareciendo suministros, ERES, despidos, etc etc. Entiendo que es "inviable" "exigir" a los "grandes defraudadores, malversadores, desviadores, manipuladores, especuladores,... , que suelten ellos la "pasta"; al fin y al cabo, son los culpables. Incluyendo a la "fauna politica PPera y PSOera" que se forran "trabajando" y "no trabajando" en sus "intocables" poltronas. Lo mejor es que todos saben quien son esos que "roban y despilfarran" el erario público. Pero como en toda buena "dictadura" es obligado oprimir al de abajo. Heil!
ResponderEliminarTocas tres temas relacionados pero diferentes.
ResponderEliminarUno es la responsabilidad de la crisis, incluidos el déficit y la deuda pública, que no se han producido porque los "de abajo" viviéramos por encima de nuestras posiblidades, sino por los excesos del capitalismo, la desregulación de los mercados financieros y la burbuja inmobiliaria. En el caso de España agravada por un sistema fiscal injusto y mal diseñado. Culpables principales: los especuladores financieros y los políticos.
La segunda cuestión es cómo solucionarlo. Hay que volver a regular los mercados financieros a nivel internacional. En cuanto al déficit, hay que hay que diseñar y aplicar de una vez un sistema fiscal justo, progresivo y eficaz. El propio Gobierno lo acaba de reconocer implícitamente al eleminiar exenciones del impuesto de sociedades. Esa medida va en la buena dirección, pero se queda muy, muy corta. Eso no quita que hayamos llegado a un punto en que los recortes son realmente necesarios, la cuestión ya no es si se recorta, es dónde, cómo y cuánto. El tremendo recorte que va a haber en inversión pública es un grave error, por ejemplo.
La tercera cuestión es la falta de democracia. Hoy por hoy el poder político está dominado por el económico, pero no estamos ni mucho menos en una dictadura. En realidad, el neoliberalismo siempre se ha adaptado bien a casi cualquier régimen. "Democracia" y "Estado social" no son lo mismo, y lo que a ellos les sobra es el Estado social, no la democracia.