El diez de marzo de 1972 la policía abrió fuego contra una manifestación de trabajadores de los astilleros Bazán, en Ferrol, causando dieciséis heridos de bala y dos muertos: Amador Rey y Daniel Niebla. Un monumento honra su memoria en el lugar donde cayeron. Hoy se cumplen cuarenta años de aquel suceso, y por este motivo he participado en la manifestación-homenaje convocada por el sindicato Comisiones Obreras, entonces clandestino y en que ambos militaban.
La muerte de estos dos trabajadores ferrolanos dista mucho de ser un caso aislado. Conviene no olvidar que el primero de mayo, día internacional de los trabajadores, se conmemora la ejecución de George Engel, Adolf Fischer, Albert Parsons, August Spies y Louis Lingg, condenados y ahorcados por su participación en la huelga que reivindicaba la jornada laboral de ocho horas.
Conviene no olvidar por qué murieron estos siete hombres y otros muchos antes y después que ellos. Ahora vivimos, lo he dicho varias veces, un cambio de modelo de relaciones laborales en el que se cuestionan los derechos de los trabajadores; la negociación colectiva, por ejemplo. Pues hay que recordar, e Ignacio Fernández Toxo lo hacía hoy en su discurso, que la negociación colectiva no es una concesión de ningún gobierno y mucho menos un regalo de los patronos, es un derecho constitucional por el que hubo que luchar y pagar un alto precio. Por un convenio colectivo murieron Amador y Daniel.
Importa no olvidar, y por eso escribo esta entrada en recuerdo y homenaje a George, Aldolf, Albert, August, Louis, Amador y Daniel, y a todos los que cayeron porque hoy tengamos un mundo un poco menos injusto.
Importa no olvidar, y por eso escribo esta entrada en recuerdo y homenaje a George, Aldolf, Albert, August, Louis, Amador y Daniel, y a todos los que cayeron porque hoy tengamos un mundo un poco menos injusto.
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