martes, 2 de agosto de 2011

El sistema electoral alemán

El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha recogido una de las reivindicaciones de los manifestantes del 15M: la reforma del sistema electoral. Ha afirmado que lo propondrá en la próxima conferencia política de su partido y que le gusta el modelo alemán que, según él, garantiza la proporcionalidad al tiempo que la cercanía de los candidatos a los electores.

El sistema alemán es complejo y se basa en un doble voto, uno personal por distritos uninominales y otro proporcional a nivel nacional. La mitad de los parlamentarios se eligen mediante cada uno de estos sistemas.

Alemania se divide electoralmente en 299 distritos electorales uninominales. De cada uno de estos distritos sale elegido un único parlamentario, que los ciudadanos eligen con su primer voto por mayoría simple. La idea es que esto produce una mayor cercanía entre elector y elegido, aunque yo tengo mis dudas de que esto sea efectivamente así, y la experiencia alemana no parece demostrarlo.

En una entrada anterior señalaba que este tipo de sistemas favorecen claramente a los partidos mayoritarios. Para evitarlo y garantizar la proporcionalidad existe en el sistema alemán el segundo voto. Con este segundo voto los electores no eligen candidatos concretos, sino que votan a las listas de los partidos, cerradas y a nivel nacional. De los escaños obtenidos por cada partido mediante este voto se restan los obtenidos con el primer voto. Por ejemplo, si un partido obtuviese 40 candidatos con el primer voto y le corresponden 100 por el segundo, por el segundo voto se le asignan 60.

Esto garantizaría la proporcionalidad si no fuese por dos excepciones que se establecen en el sistema y que la alteran en la práctica. En primer lugar, los escaños se asignan a los partidos que obtengan al menos el 5% de los votos proporcionales o tres candidatos en los distritos. Además, si un partido obtiene más candidatos en los distritos de los que le corresponderían proporcionalmente, mantiene el número de parlamentarios logrados en los distritos. Es decir, que si a un partido le corresponden 100 parlamentarios proporcionalmente pero obtiene 110 en los distritos mantiene los 110.

Esto último hace, por cierto, que el número de parlamentarios sea variable. Aunque en principio se eligen 598 parlamentarios, la mitad por cada sistema, debido a los votos adicionales el Bundestag tiene actualmente 622 miembros. Los 24 adicionales corresponden, como cabe esperar, a los dos partidos mayoritarios. De hecho, el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional la existencia de estos diputados adicionales y ha establecido este año como plazo para efectuar la reforma.

Los admiradores de este sistema afirman que garantiza la proporcionalidad al tiempo que favorece la cercanía de los candidatos con los electores y favorece la formación de mayorías que garanticen gobiernos estables, pero a mí no me convence. Creo que, incluso sin las excepciones que obviamente excluyen a los partidos minoritarios y favorecen a los mayoritarios, los distritos uninominales hacen que se desvíe igualmente de la proporcionalidad. Quizá sea cierto que favorece la cercanía, pero no lo veo claro. Y que se afirme simultáneamente que es proporcional y favorece la formación de mayorías me parece contradictorio. Bien es verdad que no tengo ni he buscado datos estadísticos que lo confirmen o desmientan.

Por útlimo, y para terminar, para implantar un sistema así no basta la reforma de la ley electoral, haría falta una reforma constitucional. No tengo nada que objetar a las reformas constitucionales, pero dudo mucho que el Partido Popular se preste a ello. Tampoco creo, por supuesto, que el Sr. Rubalcaba pretenda copiar este sistema tal cual, sino utilizarlo como modelo de partida para iniciar la reforma necesaria.

Si es así me parece bien, abrir el debate ya es en sí un paso positivo. Pero en espera de que ese debate se produzca y se expongan todas las ideas, mantengo al menos provisionalmente la que expuse en la entrada Reflexiones sobre la democracia.

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