El filósofo griego Zenón de Elea, que vivió en el siglo V antes de Cristo, es ampliamente conocido por sus célebres paradojas, con las que pretendía demostrar, siguiendo a su maestro Parménides, la imposibilidad del movimiento. Seguramente la más famosa de estas paradojas es la de Aquiles y la tortuga, que en versión modernizada dice así:
Aquiles compite en una carrera contra una tortuga, y sabiéndose diez veces más rápido le concede cien metros de ventaja. Pero cuando Aquiles ha recorrido esos cien metros, la tortuga ha avanzado diez, cuando corre esos diez la tortuga ha avanzado uno, corre ese metro y la tortuga avanzó diez centímetros, y así hasta el infinito, de modo que Aquiles jamás alcanzará a la tortuga.
Naturalmente podríamos rebatir a Zenón recurriendo al análisis infinitesimal y al concepto matemático de límite, que Zenón no conocía, pero la verdad es que no nos hace falta. Tal vez no podamos decir dónde estaba exactamente el error de Zenón, pero sabemos que estaba equivocado, y la respuesta más simple y más difundida a su famosa paradoja es que el movimiento se demuestra andando. Para saber que Zenón se equivocaba no necesitamos ni matemáticas ni filosofía, nos basta con observar a una tortuga.
¿Qué tiene esto que ver con el mercado laboral? Supongo que nada, pero el caso es que andaba planeando escribir una entrada sobre el modelo neoliberal de relaciones laborales, con su análisis teórico, sus gráficos y toda la historia, y señalar sus errores, cuando me di cuenta de que en realidad no hace puñetera falta. Para demostrar que están equivocados no necesitamos ningún razonamiento complicado, nos basta con observar la realidad.
El modelo neoliberal de relaciones laborales es el mismo que aplican a todo: la libre concurrencia de oferta y demanda lleva indefectiblemente a situaciones de equilibrio eficientes. Por tanto, sin salarios mínimos, sin negociación colectiva, sin prestaciones de desempleo y con despido libre el mercado de trabajo se regularía por sí solo y no habría paro. Veamos si es cierto.
Este modelo se aplicó en el siglo XIX y parte del XX produciendo como resultado masas de proletarios hambrientos, altas tasas de desempleo, miseria, desigualdad, conflictividad social y revoluciones. Después de la Segunda Guerra Mundial se pasó en Europa al modelo que llamamos social, dando como resultado tres décadas de progreso sin precedentes que los economistas conocen como "los treinta gloriosos", bajas tasas de desempleo, estabilidad y baja conflictividad. Posiblemente la mejor época que Europa haya vivido en toda su historia. A partir de finales de los setenta y primeros ochenta comienza a abandonarse este modelo para volver al anterior, con el resultado que tenemos a la vista. Otra vez altas tasas de paro, desigualdades, injusticias y conflictos sociales.
Por si no fuera suficiente, tenemos el ejemplo de los países en los que, a instancias del FMI u otras instituciones, se han aplicado las "soluciones" neoliberales en diferentes momentos y en todos los continentes. Los casos de Argentina y Grecia son terriblemente ilustrativos. ¿Que las condiciones de Argentina no son las de un país europeo y que Grecia falseó sus cuentas? Vale, entonces Portugal. Y si ese ejemplo tampoco te sirve te pondré otro. Ejemplos sobran.
Así que me ahorro los gráficos, las curvas de oferta y demanda, puntos de equilibrio, niveles de renta y demás parafernalia. El movimiento se demuestra andando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario