viernes, 25 de mayo de 2012

Cuidado con la xenofobia

Entre las entradas más antiguas de este blog publiqué dos sobre la inmigración, una a raiz de una discusión mantenida en un foro de debate y la otra al hilo de uno de esos correos que circulan reenviados sin que se conozca su origen. Hoy vuelvo sobre el tema debido a otro correo similar que me ha llegado hace unos días, sobre los supuestos abusos y fraudes de los inmigrantes en las prestaciones por desempleo. No voy a reproducir ese correo porque es una mentira de principio a fin y no quiero darle pábulo. Me limito a repetir lo que ya dije hace casi un año: que los inmigrantes no abusan más que los españoles de origen de las prestaciones por desempleo, la seguridad social o los demás mecanismos protectores del Estado social.

Lo que de verdad me preocupa es la facilidad con la que calan estos mensajes xenófobos. A través del correo electrónico o de las redes sociales se reproducen y difunden por todas partes. Esto tiene consecuencias muy graves para un colectivo de personas que han venido a España simplemente buscando una oportunidad de mejorar sus condiciones de vida, que son, en la inmensa mayoría de los casos, gente honrada y trabajadora como tú y como yo.

No quiero restar importancia al problema de la inmigración, porque es efectivamente un problema y negarlo sería absurdo. Es verdad que las tasas de inmigración en España han sido en los últimos años superiores a las de otros países europeos, pero no es menos verdad que partíamos de unos niveles de población inmigrante muy inferiores a los de esos mismos países. Aún así, la población inmigrante ha crecido hasta superar el 12% de la población total. Son 5,7 millones de personas, un millón de ellas en situación irregular. Es un problema, y hay que afrontarlo con seriedad y con rigor. Y para eso tenemos que desprendernos de algunos tópicos.

En primer lugar, es un error culpar a la inmigración de las tasas de desempleo, y a este respecto me remito a lo que ya escribí el año pasado. No tengo datos ni argumentos nuevos que me hayan hecho variar un ápice la opinión que expresé entonces.

Es igualmente erróneo culpar a los inmigrantes del coste de la sanidad y la protección por desempleo. Estas personas utilizan el sistema, pero no abusan de él más que nosotros y, muy importante, también contribuyen a él con su trabajo y sus cotizaciones. El hecho es que sin esta gente España tendría un serio problema demográfico que sí haría insostenibles los sistemas de previsión social. En otras palabras, los inmigrantes están pagando las pensiones de nuestros mayores tanto como los españoles de origen.

Hay otro importante tópico, o más bien un arraigado esquema mental, del que deberíamos desprendernos. Cuando hablamos de inmigrantes enseguida nos viene a la mente la imagen de los marroquíes, los negros o los sudamericanos. En realidad, la mitad de la población extranjera residente en nuestro país son ciudadanos europeos. Y si al leer esto os ha venido a la mente la imagen de un rumano, por favor quitáosla de cabeza. Más de una quinta parte de los inmigrantes son europeos occidentales, más que europeos del este y más que la suma de magrebíes y subsaharianos.

Hablaba más arriba de las consecuencias que tiene difundir ciertos mensajes. Tenemos un buen ejemplo en los actuales proyectos, más o menos avanzados, de restringir la asistencia sanitaria a los inmigrantes. Incluso dejando aparte que esto me parezca una falta de humanidad, tal vez no hayamos pensado que podría llegar a convertirse en un problema de salud pública. Y la cuestión es que ningún político podría hacer algo así, ni siquiera creo que se atreviera a sugerirlo, si antes no hubiera calado en la población la idea de que los inmigrantes son responsables de los problemas de la sanidad.

De modo que os pido, os ruego, que si recibís uno de esos correos o veis uno de esos mensajes en las redes sociales, lo penséis detenidamente antes de reenviarlo o compartirlo.

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