Hoy, mientras fumaba un cigarrillo con unos compañeros, alguien preguntó si finalmente habría huelga el próximo miércoles. Me sorprendió bastante que a estas alturas haya quien todavía no sepa que la huelga está convocada, pero supongo que es normal que no todo el mundo comparta mis preocupaciones. La cuestión es que, una vez le confirmamos que la habría, nos preguntó si nosotros la secundaríamos. Eramos cuatro, incluida la compañera que hizo la pregunta.
Naturalmente yo contesté que sí. Un compañero, que secundó la anterior, contestó que aún no lo había decidido. El tercero dijo, y creo que estas fueron sus palabras textuales, que las huelgas no servían para nada. Le dije que sí, que todos los derechos de los trabajadores se consguieron con huelgas y manifestaciones, y que sin ellas no se habría logrado nada. Sospecho que no convencí a nadie, y que hay mucha gente que piensa como mi compañero. De hecho, no es la primera vez que oigo a alguien expresarse en los mismos o parecidos términos.
Lo cierto es que se equivocan, y solo hay que repasar los libros de historia para saber que es así. Con huelgas y manifestaciones se consiguió la limitación de jornadas. Con huelgas y manifestaciones se consiguió que se introdujeran medidas de seguridad e higiene en el trabajo. Con huelgas y manifestaciones se consiguió el derecho de sindicación. Con huelgas y manifestaciones se consiguieron todos y cada uno de los progresos sociales que hoy disfrutamos. No son concesiones graciosas de los poderosos, hubieron de ser conquistados por los trabajadores, a veces dejando en ello la vida.
Las huelgas y las manifestaciones no solo sirven, son el principal medio de reivindicación con que cuenta el trabajador. Si quienes nos precedieron hubieran renunciado a él, ¿dónde estaríamos? Jornadas interminables, niños trabajando en las fábricas, mujeres cobrando la mitad que los hombres por el mismo trabajo, muertos por enfermedades y accidentes evitables, ancianos, viudas y huérfanos condenados a la mendicidad, salarios de hambre, barrios enteros de barracones...
Ahora lo conseguido está en peligro. Mientras la riqueza se concentra en unas pocas manos, mientras la mayoría se empobrece cada vez más, mientras los grandes empresarios y los ricos evaden impuestos y se decretan amnistías fiscales, se recortan los derechos de los más débiles so pretexto de que no hay alternativa. Se recortan las prestaciones por desempleo mientras se bonifican las cuotas empresariales a la Seguridad Social, se incrementa el IVA mientras las SICAV tributan al 1% y se perdona a los grandes defraudadores, se recorta la sanidad pública mientras se subvenciona la privada, se introduce el repago farmacéutico, se recorta la educación pública sin dejar de subvencionar la privada, se recorta en investigación, se crean modalidades de contrato con despido libre y sin ninguna protección, se elimina todo control de los EREs para que los empresarios puedan despedir a su antojo, se recortan las indemnizaciones por despido, se despide a empleados públicos, se reforman las leyes para aplicar EREs en las Administraciones con el pretexto de reducciones de presupuesto que ellos mismos han decretado, se reforman leyes para que un tal Sheldon Adelson no pague los impuestos que los trabajadores sí han de pagar, se reducen las becas, el número de profesores, se cierran hospitales, se congelan pensiones...
No sigo porque podría pasarme el resto de la noche escribiendo. Añadid vosotros lo que queráis, seguro que se os ocurren unas cuantas cosas que me dejo en el tintero. Todo con el pretexto de una supuestamente necesaria austeridad que no es tal, que no es más que un monumental expolio, un continuo exprimir a los trabajadores cual limones para enriquecer a los ya ricos. Una gigantesca estafa.
Para evitarlo es para lo que sirve una huelga. Para eso servirá la del próximo miércoles. Seguro que no vamos a ver resultados inmediatos el jueves, como no los hemos visto aún de las huelgas pasadas. Pero servirá. Servirá como han servido antes. Servirá como han servido las protestas ciudadanas y manifestaciones para obligar al Gobierno para cambiar la ley que permite la vergüenza de los desahucios.
Servirá, no tengo duda, y por eso el dia 14 yo secundaré la huelga y acudiré a la manifestación.
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