Supongo que todos recordaremos que durante la campaña electoral, y particularmente durante el debate televisado, el señor Pérez Rubalcaba preguntó en varias ocasiones al hoy presidente del Gobierno si recortaría las prestaciones por desempleo. Recordaremos también que éste se limitó a contestar con evasivas y vagas referencias al modelo austríaco, afirmando que no bajaría las prestaciones. Pues bien, desde mediados de julio tenemos la respuesta; no hay tal cambio al modelo austríaco y sí, una vez más, lo que el Sr. Rajoy dijo que no haría: un recorte de las prestaciones. Y bastante importante.
Se recorta en primer lugar la prestación contributiva, es decir el paro "normal". Hasta ahora su cuantía bruta a partir del séptimo mes era el 60% de la base de cotización, pasando ahora a ser el 50%. Es de notar que, aunque en puntos sobre la base la reducción parezca del 10%, realmente es el 16,67% (50x100/60). Esto, repito, a partir del séptimo mes, pero además ahora el trabajador asume la totalidad de la cotización a la Seguridad Social, cuando antes el Inem asumía el 35%. Esto supone un recorte adicional de aproximadamente el 1,65% durante toda la duración de la prestación.
Pero no se recorta solamente la prestación contributiva, también los subsidios. Para empezar se elimina sin más el subsidio especial para desempleados mayores de 45 años que agotasen una prestación de dos años, y que suponía para quienes reunían los requisitos 426 euros durante seis meses.
Un recorte importante es el del subsidio para mayores de 52 años, que ahora pasa a ser para mayores de 55 años.Se endurecen por tanto los requisitos, pero eso no es lo peor. Antes este subsidio se concedía hasta la edad ordinaria de jubilación, pasando ahora a concederse hasta la primera edad en que el trabajador pueda jubilarse. Es muy importante observar que con esto no solo se recorta el subsidio, dado que la jubilación anticipada supone reducciones en la pensión (un 8% por año si no me falla la memoria) se están recortando indirectamente las pensiones. Además, por las características especiales de los trabajadores que lo perciben, este subsidio es el único que cotiza para la jubilación. Hasta ahora la cotización era por el 125% de la base mínima, pasando ahora a cotizar por el 100%. Eso es otro recorte indirecto en las pensiones de jubilación.
Otro recorte más, común para todos los subsidios. Hasta ahora su cuantía era el 80% del IPREM, es decir 426 euros para este año. Ahora, cuando el derecho se origine por pérdida de un trabajo a tiempo parcial, la cuantía se reduce proporcionalmente a la jornada. Es decir, una persona cuyo último trabajo fuese por ejemplo de veinte horas semanales cobrará 213 euros de subsidio, en lugar de 426.
No nos quedamos ahí. No solamente se recortan la prestación contributiva y los subsidios. También se endurecen los requisitos de acceso a la Renta Activa de Inserción. Esta es una prestación que, con determinados requisitos, podían y pueden percibir los desempleados de larga duración mayores de 45 o con minusvalía del 33%, las víctimas de violencia de género y los emigrantes retornados. A los requisitos que ya tenía se añade uno más: haber agotado previamente una prestación contributiva o un subsidio. Eso excluye a un cierto número de personas que con la normativa anterior la hubieran podido percibir.
No se vayan todavía, aún hay más. Nos queda el Plan Prepara. Esta subvención (porque es subvención y no prestación) fue creada en febrero para sustituir al anterior Prodi, creado por el Gobierno Zapatero con motivo de la crisis. En mi modesta opinión, la creación del Prodi ya fue una chapuza, y cada una de las dos reformas que sufrió fue más chapucera que la anterior. Creí sinceramente que su sustitución por el Prepara era la chapuza definitiva, pero me equivoqué, tratándose de chapuzas nuestros políticos no conocen límites. Si el hecho de que sea una subvención y no una prestación ya es para mí bastante incomprensible, el amasijo de competencias de distintas administraciones lo convierten en un galitmatías indescifrable para cualquier desempleado que no sea doctor en derecho (y aún éstos deben de tener dificultades). Para poner la guinda ahora se añade el requisito de acreditar acciones de búsqueda activa de empleo durante treinta días, lo que quizá no sería objetable si se hubiera establecido la forma de tal acreditación, lo que no se ha hecho pese a que la nueva norma se aplica con efectos del 16 de agosto. La guinda de la guinda es volver (y digo volver porque ya se hizo con el prodi) a considerar a los padres como miembros de la unidad familiar a efectos del requisito de rentas familiares. Bonita opción: volver con los padres y no cobrar nada o vivir con 399 euros.
Aún hay algún recorte más que omito por no hacer esta entrada demasiado larga y farragosa. En resumen, y aunque alguna de estas medidas considerada aisladamente pudiera ser más o menos discutible, en conjunto se recortan de forma muy considerable las prestaciones por desempleo y, de forma indirecta y a la chita callando, las pensiones de jubilación. Una vez más, y so pretexto del sacrosanto objetivo de déficit, se exige a las víctimas pagar lo que no pagarán los culpables. Y mientras tanto leo en la prensa de ayer que con la ya de por sí injusta y vergonzosa amnistía fiscal solo se ha recaudado hasta ahora el 5% de lo previsto, sin que el señor Montoro se haya dignado, que yo sepa, siquiera mencionarlo.
Si habéis leído algunas de las entradas anteriores de este blog ya sabréis cuál es mi opinión sobre todo esto. Socialmente es una terrible injusticia y económicamente una monumental estupidez. ¿Qué más puedo añadir? Nada que no haya expresado ya, y magníficamente, la todavía diputada señora Andrea Fabra.
Se recorta en primer lugar la prestación contributiva, es decir el paro "normal". Hasta ahora su cuantía bruta a partir del séptimo mes era el 60% de la base de cotización, pasando ahora a ser el 50%. Es de notar que, aunque en puntos sobre la base la reducción parezca del 10%, realmente es el 16,67% (50x100/60). Esto, repito, a partir del séptimo mes, pero además ahora el trabajador asume la totalidad de la cotización a la Seguridad Social, cuando antes el Inem asumía el 35%. Esto supone un recorte adicional de aproximadamente el 1,65% durante toda la duración de la prestación.
Pero no se recorta solamente la prestación contributiva, también los subsidios. Para empezar se elimina sin más el subsidio especial para desempleados mayores de 45 años que agotasen una prestación de dos años, y que suponía para quienes reunían los requisitos 426 euros durante seis meses.
Un recorte importante es el del subsidio para mayores de 52 años, que ahora pasa a ser para mayores de 55 años.Se endurecen por tanto los requisitos, pero eso no es lo peor. Antes este subsidio se concedía hasta la edad ordinaria de jubilación, pasando ahora a concederse hasta la primera edad en que el trabajador pueda jubilarse. Es muy importante observar que con esto no solo se recorta el subsidio, dado que la jubilación anticipada supone reducciones en la pensión (un 8% por año si no me falla la memoria) se están recortando indirectamente las pensiones. Además, por las características especiales de los trabajadores que lo perciben, este subsidio es el único que cotiza para la jubilación. Hasta ahora la cotización era por el 125% de la base mínima, pasando ahora a cotizar por el 100%. Eso es otro recorte indirecto en las pensiones de jubilación.
Otro recorte más, común para todos los subsidios. Hasta ahora su cuantía era el 80% del IPREM, es decir 426 euros para este año. Ahora, cuando el derecho se origine por pérdida de un trabajo a tiempo parcial, la cuantía se reduce proporcionalmente a la jornada. Es decir, una persona cuyo último trabajo fuese por ejemplo de veinte horas semanales cobrará 213 euros de subsidio, en lugar de 426.
No nos quedamos ahí. No solamente se recortan la prestación contributiva y los subsidios. También se endurecen los requisitos de acceso a la Renta Activa de Inserción. Esta es una prestación que, con determinados requisitos, podían y pueden percibir los desempleados de larga duración mayores de 45 o con minusvalía del 33%, las víctimas de violencia de género y los emigrantes retornados. A los requisitos que ya tenía se añade uno más: haber agotado previamente una prestación contributiva o un subsidio. Eso excluye a un cierto número de personas que con la normativa anterior la hubieran podido percibir.
No se vayan todavía, aún hay más. Nos queda el Plan Prepara. Esta subvención (porque es subvención y no prestación) fue creada en febrero para sustituir al anterior Prodi, creado por el Gobierno Zapatero con motivo de la crisis. En mi modesta opinión, la creación del Prodi ya fue una chapuza, y cada una de las dos reformas que sufrió fue más chapucera que la anterior. Creí sinceramente que su sustitución por el Prepara era la chapuza definitiva, pero me equivoqué, tratándose de chapuzas nuestros políticos no conocen límites. Si el hecho de que sea una subvención y no una prestación ya es para mí bastante incomprensible, el amasijo de competencias de distintas administraciones lo convierten en un galitmatías indescifrable para cualquier desempleado que no sea doctor en derecho (y aún éstos deben de tener dificultades). Para poner la guinda ahora se añade el requisito de acreditar acciones de búsqueda activa de empleo durante treinta días, lo que quizá no sería objetable si se hubiera establecido la forma de tal acreditación, lo que no se ha hecho pese a que la nueva norma se aplica con efectos del 16 de agosto. La guinda de la guinda es volver (y digo volver porque ya se hizo con el prodi) a considerar a los padres como miembros de la unidad familiar a efectos del requisito de rentas familiares. Bonita opción: volver con los padres y no cobrar nada o vivir con 399 euros.
Aún hay algún recorte más que omito por no hacer esta entrada demasiado larga y farragosa. En resumen, y aunque alguna de estas medidas considerada aisladamente pudiera ser más o menos discutible, en conjunto se recortan de forma muy considerable las prestaciones por desempleo y, de forma indirecta y a la chita callando, las pensiones de jubilación. Una vez más, y so pretexto del sacrosanto objetivo de déficit, se exige a las víctimas pagar lo que no pagarán los culpables. Y mientras tanto leo en la prensa de ayer que con la ya de por sí injusta y vergonzosa amnistía fiscal solo se ha recaudado hasta ahora el 5% de lo previsto, sin que el señor Montoro se haya dignado, que yo sepa, siquiera mencionarlo.
Si habéis leído algunas de las entradas anteriores de este blog ya sabréis cuál es mi opinión sobre todo esto. Socialmente es una terrible injusticia y económicamente una monumental estupidez. ¿Qué más puedo añadir? Nada que no haya expresado ya, y magníficamente, la todavía diputada señora Andrea Fabra.
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