Iván el Terrible y su hijo |
Pero no, Hitler, Nerón, Torquemada, Iván el terrible... no son ogros de cuento infantil. No es posible humanizarlos, porque fueron seres humanos. La barbarie es propia de nuestra especie. A una fiera, a un león, lo calificaremos de salvaje, de feroz, pero nunca de bárbaro. La barbarie es humana. Y el mismo Iván cuya crueldad le valió el sobrenombre de el terrible, que fue capaz de matar a su propio hijo en un arrebato, amaba literalmente con locura a Anastasia Romanovna.
Nos guste o no, los monstruos son humanos. El mismo sentimiento religioso produjo a San Agustín y a Torquemada. Hitler no fue menos humano que Ghandi. Lo humano no se puede humanizar, lo que hacemos realmente es lo contrario, deshumanizar a los monstruos. Un mecanismo de defensa psicológica, supongo; negándoles la humanidad negamos en realidad la parte de la naturaleza humana, de nuestra naturaleza, que no nos gusta.
Y necesitamos entender la naturaleza humana para que un día desaparezca esa parte que ahora nos limitamos a negar. Tal vez no sea posible pero, si lo fuese, debemos aceptar que la realidad no se cambia negándola. Mientras no se erradiquen las causas que los producen, seguirán surgiendo monstruos.